Hace unos días, durante una consulta, un paciente me planteó una inquietud muy común: “Suelo sonarme mucho el cuello por mi mismo. Siento que me alivia, pero el dolor vuelve enseguida. ¿Es peligroso que me haga sonar el cuello?”

Mi respuesta fue clara: intentar no hacerlo. Pero, más allá de la recomendación, es importante entender qué ocurre realmente cuando hacemos sonar una articulación y por qué no es saludable convertirlo en un hábito.

El “crack” articular: ¿Qué está pasando?

Cuando doblamos, torcemos o manipulamos una articulación, el característico sonido de “crack” se produce debido a un fenómeno biomecánico conocido como cavitación. Este proceso ocurre dentro del líquido sinovial, que actúa como lubricante natural entre las superficies articulares. El líquido sinovial contiene gases como nitrógeno, oxígeno y dióxido de carbono disueltos. Cuando se ejerce una fuerza rápida y sostenida, como al estirar o rotar una articulación, se generan burbujas de gas que colapsan, emitiendo el ruido característico.

Aunque este sonido pueda parecer inofensivo, no implica necesariamente que se haya logrado una corrección articular ni que el movimiento sea beneficioso.

Un terapeuta revisando una radiografía

¿Es peligroso “sonarse” el cuello?

Manipular tu propio cuello puede parecer una solución rápida para aliviar tensiones, pero existen riesgos importantes que deben considerarse:

Daño en los tejidos blandos

El exceso de movimiento puede lesionar ligamentos, tendones y músculos que estabilizan las vértebras cervicales. Esto puede generar mayor inestabilidad en la región.


Hiperlaxitud articular

Forzar el movimiento repetidamente puede llevar a un exceso de movilidad o hiperlaxitud en las articulaciones, lo que aumenta el riesgo de lesiones y empeora los desequilibrios.

Riesgo neurovascular

La región cervical es particularmente sensible porque alberga estructuras críticas como arterias y nervios. Manipulaciones incorrectas podrían comprometer estas estructuras y causar problemas graves, como mareos o incluso eventos vasculares.

Alivio temporal

Problema persistente: Aunque el “crack” genera una sensación inmediata de alivio, esta es solo temporal. El dolor suele regresar porque la causa subyacente no se ha tratado adecuadamente.

Desde la perspectiva de la osteopatía

En osteopatía, abordamos el cuerpo de manera integral. Cuando un paciente refiere dolor o tensión cervical, nuestro objetivo no es simplemente eliminar el síntoma, sino encontrar y tratar la causa. Este enfoque holístico puede implicar:

  • Evaluar la postura general y la alineación del cuerpo.
  • Identificar restricciones en el movimiento articular.
  • Trabajar sobre tejidos blandos que puedan estar sobrecargados o tensos.
  • Revisar posibles factores emocionales o de estilo de vida que estén contribuyendo al problema.

En lugar de “sonarse” el cuello, es preferible buscar la orientación de un profesional capacitado que realice una manipulación segura y específica, solo cuando sea necesario y bajo un criterio terapéutico claro.

Mujer sentada sobre la cama con su mano sobre el cuello

¿Qué puedes hacer para aliviar el dolor cervical?

Si sientes tensión o molestias en el cuello, considera estas opciones antes de intentar manipularlo por tu cuenta:


Ejercicios suaves de movilidad

Realiza movimientos controlados de flexión, extensión y rotación del cuello para liberar tensiones.

Técnicas de respiración

Una respiración profunda y consciente ayuda a reducir el estrés, que muchas veces se refleja como tensión cervical.

Compresas calientes

Aplicar calor local puede relajar los músculos tensos.

Consulta con un osteópata

Una evaluación profesional te permitirá recibir un tratamiento personalizado que ataque la raíz del problema.

Conclusión

Aunque hacer sonar el cuello pueda parecer inofensivo, este hábito puede traer consecuencias negativas para tu salud cervical. El “crack” articular es un fenómeno biomecánico interesante, pero no debe confundirse con un tratamiento efectivo. Si experimentas molestias persistentes en el cuello, es fundamental acudir a un profesional de la salud, como un osteópata, que pueda ofrecerte una atención segura, eficaz y adaptada a tus necesidades.
Recuerda: tu cuerpo es un sistema complejo y merece ser cuidado con atención y respeto.