Mi camino: el camino del corazón

Hay quienes llegan a un proyecto desde la estrategia, desde una hoja de ruta. Y hay quienes llegamos desde la pasión. Desde ese fuego interno que no siempre tiene nombre, pero que nos guía como una brújula suave, profunda, visceral.

Así me pasa con Soma y Alma.

No fue algo que pensé. Fue algo que reconocí como parte de mí. Como si algo que ya estaba adentro simplemente encontrara su forma afuera. Las terapias holísticas y complementarias son parte de mi historia, de mi linaje, de mi elección de vida. Las estudié, las viví, las compartí. Y hoy, tengo la fortuna de seguir aprendiendo de ellas todos los días, a través de las personas que las practican con profundidad y compromiso.

Mi rol en Soma y Alma es ser puente. Conectar con terapeutas, conversar, soñar juntos, idear cursos que no solo transmitan información, sino que siembren semillas de transformación real, aun cuando se vean a través de una pantalla.

Y si algo me emociona, es la diversidad de voces que se están acercando. Terapeutas que trabajan desde el movimiento, la meditación, la osteopatía, la terapia del trauma, entre otras. Cada uno y cada una con su lenguaje, su recorrido, su medicina. No hay una forma correcta. Hay múltiples formas verdaderas. Y eso, justamente, es lo que queremos cultivar: una ecología de saberes.

un abrazo comunitario

Los desafíos del camino

En este camino también hay desafíos. Uno de los más grandes, para mí, fue soltar la idea de perfección. Aprender que no tengo que tener todo bajo control, que no necesito saberlo todo. Que mi tarea es ser “la que escucha y conecta”. Y que lo humano —con sus luces y sus sombras— no solo no es un obstáculo, sino el verdadero territorio donde se da la sanación.

Lo que sueño para Soma y Alma es más que una plataforma. Es una comunidad. Un tejido vivo donde terapeutas y estudiantes se encuentren no solo para aprender, sino para compartir camino. Para recordarse mutuamente que conocerse también es un acto de sanación. Que sanar no es llegar a algún lugar, sino volver a casa.

Por eso, cada clase que organizamos, cada conversación que tengo con un/a terapeuta, es una semilla. Y ojalá florezca. Ojalá toque vidas. Ojalá ayude a que más personas descubran sus propias claves internas, su propio lenguaje del alma.

Porque al final, creo que estamos acá para eso: para compartir lo que nos transforma.

Y si puedo acompañar aunque sea un fragmento de ese viaje en otrxs… entonces este rol tiene sentido.

escuchate a ti mismo

Te invito a sentir lo que expresa tu corazón

Un mensaje para vos, que si llegaste hasta acá leyendo, tal vez no sea casual.

Quizás también estés buscando una forma distinta de habitarte, de aprender, de sanar. Quizás algo en vos se esté preparando para dar un paso, aunque no sepas del todo hacia dónde.

Mi invitación es simple: escuchate.

Escuchá ese llamado interno, esa intuición suave que te susurra caminos. No tenés que tener todo claro. A veces, lo más transformador comienza con una sola pregunta honesta. Con un curso, una conversación, un gesto de cuidado hacia vos mismx.

Estás invitadx a este espacio. No para ser alguien diferente, sino para recordar quién sos.